Vistas desde la terraza |
Después de comer un bocata de pollo con palta (en Chile nunca falla) volví a casa y me encontré con Adri en el portal. Bajamos a la piscina de su edificio y por la noche nos cenamos unos bocatas muy ricos charlando en la terraza antes de ir pronto a dormir porque todos estábamos bastante cansados.
El sábado comimos un pollo asado muy bueno en casa y por la tarde salimos a hacer slackline en un parque. A ellos se les daba bastante bien, pero a mí me pareció super complicado poder mantener el equilibrio más de diez segundos sobre la cuerda y además cansa bastante más de lo que parece. Esa noche la pasamos tranquilos en casa cenando pizza y tomando unos fernets mientras echábamos unas risas.
El domingo fuimos a un peruano muy bueno y por la tarde salimos a dar un paseo por la zona tranquilamente y fuimos pronto a la cama porque a estos les tocaba madrugar mucho al día siguiente para ir a currar. Yo aproveché para salir a conocer la ciudad con Mat, que también estaba allí.
No se si a él le gustará recordarlo, pero cayó en una de las trampas más típicas para turistas novatos; Un trilero tenía tres chapas y había que adivinar cual era la que tenia el escudo del Colo-Colo por debajo. La verdad es que lo tenía muy bien montado y hasta que nos fuimos, no nos dimos cuenta de que había mucha más gente compinchada de la que pensábamos en un principio. Después de dejarse ahí unos cuantos euskos fuimos a conocer sitios turísticos como la Casa de la moneda, la Plaza de Armas, el cerro Santa Lucia, la Plaza Italia y finalmente lo mejor que tiene la ciudad: la Euskal Etxea.
Vistas desde cerro Santa Lucía |
Era una casa bastante grande, con balcones de madera pintados de verde y realmente parecía una casa vasca. Tenía un gran restaurante y un par de frontones, uno interior y otro exterior. Había gente entrenando para los campeonatos mundiales de pelota a paleta (pala) y otros echando una pachanga de pelota mano. Estuvimos hablando con ellos y nos contaron que también daban clases de Euskera y de danzas vascas. Por la noche cenamos en el restaurante una tortilla de patata y unas croquetas de chorizo y de piperrada con unos mojitos de patxaran muy buenos.
Torti, croquetas y mojito de patxaran |
El martes fui con Mat a ver un par de mercados; la Vega Central, uno de los mercados de fruta y verdura más grandes de Sudamérica y el Mercado Central, donde comimos un ceviche y una merluza frita antes de ir a probar el típico Terremoto (vino dulce con helado de piña y fernet) a la Piojera, uno de los bares más antiguos de Santiago. De ahí fuimos a un bar vasco, el Txoko Alavés, donde el dueño, un vitoriano enamorado de Bilbao (más concretamente del "bar" la Palanca), nos invitó a unos kalimotxos mientras nos cantaba canciones típicas de txikiteros y nos contaba historias de cuando iba a San Mamés con su acordeón y luego a la Palanca a visitar a sus "amigas".
Por la noche fuimos a una típica calle de bares en el barrio Bellavista y alucinamos con el ambiente que había para ser un martes. Nos cenamos una buena chorrillana y terminamos la noche tomando un gin tonic en un bar de reggae muy guapo.
Al día siguiente el de Biarritz ya se había ido, así que aproveché para descansar y hacer unas compras que necesitaba. Por la noche, Adri y Caro me invitaron a cenar y tomar unas cervezas para despedirnos porque a la mañana siguiente yo cogía un avión a San Pedro de Atacama. Aunque fue una pena no poder compartir más rato con ellos porque tenían que currar, estuve super a gusto en su casa y me trataron de maravilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario